Hablan por la espalda, cantando en la tele.
El sol despampanante a través de las generosas ventanas.
Rojo, rosado, azul, violeta y amarillo en los tonos de alegrías y pensamientos.
Sin nubes a la vista ¡ni una sola!
El teléfono que suena cerquita.
La calle quieta a la hora de la siesta.
Pajaritos alborotados que alborotan el aire con sus píos.
Primavera que aletea colándose por todos los rincones de la casa.
Sombras de las hojas moviéndose sobre la mesa de madera del comedor.
Vapores dorados del té de cardamomo y jengibre.
Inspiración profunda y espiración lenta para disfrutar, aún más, el perfume de la vida.
Una armónica, dos guitarras y dos varones que cantan:
"llorar, llorar, llorar por vos".
jueves, 19 de octubre de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
A las ocho
Ya casi es la hora. Caminan por la calle ojos con sonrisas y charlas animadas que no quieren disfrazarse. Ocho menos cinco. Hago pl...
-
Ese verano, el gallinero era un lugar atractivo a la hora de la siesta. El espacio grande de patios, ombúes y galpones se achicaba en u...
-
La muerte lo andaba buscando, Gabriel estaba con mucha fiebre y la diferencia entre estar dormido y despierto había perdido significado. Su...
-
En los accesos a Montevideo, donde confluyen algunas rutas nacionales, antes de entrar en la ciudad, se han ido asentando viviendas, algunas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario